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sábado, 12 de mayo de 2012

Integrar A Los Hermanos

Integrar A Los Hermanos


Ahora bien, el bebé en la propia casa deja de ser la revelación de un misterio y pasa a ser un nuevo integrante. Este proceso no se da por la simple aparición del bebé al volver del sanatorio, sino que debe ser construido poco a poco. Para ser integrante, el hermanito debe ser "integrado" por todos.
Es natural que los hermanos sientan celos, y no siempre debe entenderse cualquier conducta de rechazo como algo irracional. Además, la racionalidad no siempre funciona para producir el efecto buscado, por ejemplo, si se pretende que los mayores acepten al pequeño porque este será un compañero de juegos en el futuro o tendrán con quien compartir el cuarto. Por lo tanto, sabiendo que es esperable que no se sientan del todo a gusto en algunas ocasiones, más vale intentar construir la relación fraterna por medio del afecto. Y qué mejor forma de hacerlo surgir que mostrando a los hijos mayores las carencias y debilidades del bebé, que como recién nacido es un ser necesitado, y que, por el contrario, los hermanos tienen algo para darle. Hacer surgir el deseo de cobijar al más débil no es algo que vaya a darse de inmediato ni tampoco hay que esperarlo en todas las ocasiones. Después de todo, el hermano "mayor" también es un niño y necesita que sus papás lo traten como tal, confirmándole la seguridad de su afecto incondicional.
Sin embargo, hay formas diferentes para enseñarles a los hermanos a ayudar al bebé y sentirse ellos más fuertes. Cuando llora el recién nacido, la mamá puede comentar "pobrecito, cuánto debe dolerle la pancita para que grite así"; si hay que cambiar otra vez el pañal interrumpiendo un juego con el mayor, puede decírsele: "necesito que me ayudes, a ver si juntos logramos poner bien la crema y que no se le ponga tan roja la colita".

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